(Narra Lila)
Digamos que yo no era la persona más normal del mundo.
Siendo sincera, tampoco me extrañaba que la gente no se acercara a mi; yo solía vestir no muy a la moda, no hablaba mucho, me pasaba la clase dibujando... Siempre era como que yo estaba fuera de lugar.
Recuerdo ir caminando por la calle, y ver alguno que otro de esos carteles medio despegados, colocados en las paredes hace quién sabe cuanto, anunciando cualquier espectáculo, concierto o campaña electoral, nada importante o destacable.
Excepto uno de ellos, uno... diferente.
En el solo se mostraban unas figuras encapuchadas, con togas de color marrón algo descolorido, que formaban un círculo rojo, el cual sorprendentemente... ¿Brillaba? cosa extraña en un cartel. Lo arranqué con cuidado para observar que era.
No ponía que podía ser eso, solo una dirección: La casa de lo alto de la colina, la cual tenía fama de ser un lugar... Bueno, diremos que su fama no era la mejor.
Ir allí parecía estúpidamente peligroso e irresponsable.
Así que fui.
Skid: ¿Es la casa que hay aquí al lado, donde está Eyes?
Lila: Si, esa es.
Skid: ¿Y que había?
Lila: A eso voy...
Entré a la casa, sin saber que esperar realmente. Estaba muy oscuro.
-¿H-Hola?- dije, con algo de miedo. De la oscuridad emergieron unas ocho personas encapuchadas, como las que aparecían en el cartel. Me cagué de miedo, claro.
-¡¡AH!! ¡¡NO ME HAGAN NADA!! ¡P-PUEDO HACERLES DAÑO!- grité mientras levantaba un puño hacia uno de ellos, con la voz temblorosa. No muy amenazadora, menos aún al tener yo en ese momento... 18 años, si mal no recuerdo.
El encapuchado al que había amenazado se acercó hacia mi, y yo retrocedí un poco.
-¿Que te trae por aquí?- dijo con una grave y terrorífica voz.
-E-Eh...-tartamudeé con miedo- E-Esto...
El extraño siguió acercándose a mi, y yo no pude hacer otra cosa que retroceder, hasta que di con una pared y no pude caminar más.
-Habla- dijo con autoridad, y yo levanté el cartel tapándome la cara.
-¡¡E-El cartel!!-dije, asustada- L-Lo encontré en la calle... P-Ponía que aquí había algo o no se...
Él dio otro paso, pero yo ya no podía retroceder, y me temblaron las piernas.
-¿Asustada?- rio el encapuchado, listo para adelantar otro pie. Pero yo, en un ataque de valentía, tomé las llaves que llevaba en el bolsillo y se las puse al cuello, amenazándolo.
Se quedó mortalmente quieto.
-¿Asustado?- le dije, sonriendo.
Él no respondió, pero si que lo hizo otro de los encapuchados.
-Cuidado con ella, hombre- dijo otro de los extraños, riendo- o te quedarás sin cuello.
Después se acercó un poco, sin paso amenazador, y se quitó la capucha. Era una chica, no mucho más mayor que yo, con lentes y cabello rubio.
-Perdónalo, le gusta mucho dramatizar. ¡Mi nombre es Patty, un gusto!- me saludó, estrechándome la mano- Y tú ¿Podrías saludarla como una persona normal?
-Esto es una jodida secta, Pat, no es normal- replicó él, quitándose la capucha, y con un tono mucho menos terrorífico- Hola... Tú. Soy James- añadió, estrechándome la mano también.
Él tampoco era mucho mayor que yo, debía tener mi misma edad. Tenía el cabello negro y corto, y la piel blanca. Me sería difícil describirlo, aunque lo recuerdo perfectamente...
Skid: ¿Os hicisteis amigos?
Lila: ...
Lila: Si, amigos...
También seguíamos en esa secta, dónde él, yo y los demás invocábamos... Oh, no lo entenderías. ¡Pero ellos y yo ya conocíamos a Eyes en ese entonces!
Y bueno, el chico de antes resultó no ser tan desagradable, solo algo dramático, como Patty dijo. Nos hicimos amigos y, um, comenzamos a salir juntos.
-Aún me acuerdo de como me hablaste cuando nos conocimos- recuerdo decirle, en una de esas "citas"- Jaja, ¿Por qué eras así conmigo?
-¡Yo que se! Nunca iba gente por ahí, no sabía como reaccionar...- respondía él, nervioso.
Skid: ¡Él debía ser genial!
Lila: Si...
Y, bueno... Un par de años después de conocernos, pues... Me quedé embarazada.
Él era el jefe de la secta en ese entonces. Patty, la anterior líder, había abandonado la secta no mucho tiempo atrás, pues había tenido un niño... Roy, creo que sabes quién es... Y decidió irse para poder pasar tiempo con su familia.
Yo tenía la esperanza de que él hiciera lo mismo cuando le di la noticia.
-¿¡Que!?- dijo él- ¿Cómo es posible? Por Dios, dime que es una jodida broma...
-¿No estás contento?- le pregunté, triste, aún siendo obvio que no lo estaba- Podemos... ¡Ser una familia! Y dejar esta secta atrás, y poder ser...
-Lila. No.- me cortó él, secamente- No lo entiendes.
-¿El qué no entiendo? Solo quiero que seamos una familia...-le respondí- ¿Realmente vas a poner esta secta por delante de nosotros?
Se quedó en silencio, antes de responder
-Lo siento
...
-Eres un grandísimo hijo de puta, ¿¡Me oyes!?- le grité, fuera de mi- ¿TE PARECE NORMAL ESTO, IDIOTA? ¡TE ODIO!
-Lila, escúchame...- comenzó a decir
-NO, ESCÚCHAME TÚ A MI, ¿COMO SE TE OCURRE HACERME ESTO?- seguí gritándole- ERES... UGH, ¡ME VOY DE AQUÍ!
-Lila...
Y, antes de que él pudiera articular palabra, me fui.
Llegué a casa, tomé un rotulador rojo, y comencé a rayar su cara y su nombre de todos los sitios en los que apareciera. Estaba furiosa...
Skid: ¿Y te alegraste de haberte ido?
Lila: ¿Que si me alegré?
Lila: Nunca me he arrepentido tanto de algo, hijo...
Resulta que él tenía razón. Y que yo, en ese entonces, no entendía.
Para ser líder de esa secta, se requería pasar una prueba, para demostrarse que se era lo suficientemente poderoso. Solo se decía en que consistía esa prueba a aquellos que aspiraran a ser líderes de la secta. Pocos sobrevivían a ella.
Y, una vez que sabías en que consistía, no podías negarte a hacerla. Debías superarla o llevarte el secreto a la tumba.
Él fue informado de la prueba.
Y supo que no iba a sobrevivir.
No fue capaz de decírmelo, porque aunque no lo pareciera, así era él: Incapaz de herir a nadie.
Tal fue así que prefirió morir anónimamente antes que verme triste.
(Narra Narrador)
-Entonces, ¿Por eso no tengo un papá?- le preguntó Skid a su madre
-Si...-respondió Lila, algo apenada por él
Después, se agachó a la altura de su hijo, y lo miró
-Te lo he contado porque sé que eres mayor para saberlo- le dijo ella al niño- y porque no quería seguir mintiéndote en este tema, ¿Lo entiendes?
Skid la miró algo apenado, y asintió con la cabeza lentamente, antes de que su madre lo envolviera en un gran abrazo.
Un abrazo en familia.
O casi...
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